Translate

29 de diciembre de 1985

A ti, Peñón, mi Peñón

Ríete, si quieres, de todos nosotros.

Ríe con tu dentadura de grises aristas
y remotas caries oscuras.
Emborráchate con ese abrazo azul.
Baila con estas crestas de espumas.
Canta el cante playero de las gaviotas.
Ríete de nuestras torpes lenguas.
A nuestra confusión sombría,
carcajadas verdes, grises. Grises…
Pero no te rías del Hambre, de la Sed.
No de este mal teledirigido,
cántaro de sombras y agua oscura.
No te rías de nuestra carne,
ni del sudor que corrió por tu lomo
acariciándote como las nubes y las estrellas.
Ríete de las lejanas voces sentadas
y de los ecos de todos sus coros.
No de Aquel que de tu sombra hizo luz,
de tu piedra pan diario
y ya eres un recuerdo de postal.
Ni te rías nunca del grito
que para hacerse Amor
hizo camino, entre guardianes
por la Verja
y las hierbas alambradas del olvido.
Alarga tu mano arenosa
que alguien anillo de fortines
hacia este rescoldo de odios
y paga el de tu pie.
Tú que hablas con pájaros y nubes,
tú que te entiendes con peces y olas,
tú que conversas con las constelaciones…
Intenta quitarnos este rictus amargo
y danos de nuestro aire celeste
con los oros de un atardecer en calma.
Préstanos tu fuerte vestidura
contra estos vientos y estas brutas olas
que hoy nos azotan y nos hieren.
Que tu risa borracha de vientos
se haga sonrisa de bonanza,
y apacienta a tus rebaños,
pastor de hombres y delfines.
Ábrenos tu corazón de agua dulce
y viértelo sobre esta noche de sal.
Sólo en ti, Peñón, espero.
Danos esa luz de tu sombra
y no te rías de nosotros.
Amén.